Enfadoaccionados en las plazas

Enfadoaccionados en las plazas

Los resultados del proceso electoral que hemos vivido estos días, me lleva a hacerme una reflexión en clave emocional, que quiero compartir con vosotros.

Hago un regreso en el tiempo hasta los alrededores del 15 de Marzo de 2011, cuando en la Plaza del Sol en Madrid acampaban miles de personas. En los últimos años habían sido diversas y por diferentes motivos las protestas que se habían llevado a cabo en todo el estado: campaña del 0,7, la del No a la Guerra ... Yo mismo había participado en muchas de las movilizaciones que se hicieron en Barcelona, así como en algunas asambleas y actividades de la acampada en esta ciudad.

En las últimas movilizaciones de aquel movimiento empecé a tener una sensación de que habíamos entrado en una dinámica de queja constante sin propuestas. Manifestábamos lo que no queríamos en vez de reivindicar y construir lo que deseábamos. Recuerdo que fue en aquella época cuando oí las declaraciones de Teresa de Calcula pidiendo que reivindicásemos el «sí a la paz», en vez de el «no a la guerra». Cuando se levantó la acampada de nuevo me invadió un sentimiento de frustración, intuyendo que volvíamos a la normalidad como si no hubiera pasado nada. Pronosticaba que aquellos días de ocupación de las plazas, habría sido una explosión más de nuestra rabieta colectiva latente en el tiempo, su energía se volvería a disipar de nuevo. Decidí abandonar la protesta y, al menos, adquirir compromisos personales de consumo consciente, banca ética ...

Me equivoqué en esa percepción y estoy muy contento de que haya sido así. En los últimos años he tenido la oportunidad de ser partícipes de un pueblo que ha sido capaz de canalizar toda la energía de aquella rabia colectiva y transformarla en fuerza y sabiduría para organizarse. Hemos visto surgir movimientos sociales y políticos de entre las masas populares,. Hemos aprendido a organizarnos en sus estructuras, a darles forma, a entendernos. Nos hemos emociónate al vernos capaces de emprender un nuevo paradigma y hemos querido crecer como personas y como sociedad. Hemos apostado fuerte por el cambio, tan fuerte, que ayer, al final del escrutinio, podíamos ver embajadores de esta nueva manera de hacer política entrando a representarnos en diferentes instituciones municipales en todo el estado.

Más allá de valorar las diferentes fuerzas que acaben formando parte de los consistorios, este pequeño relato colectivo, me parece un ejemplo muy ilustrador de cómo la energía del enojo, reconocida y aceptada, podemos convertirla en estímulo de la creatividad y nos lleva a explorar nuevos horizontes. Enfado-accionemonos pues!

Recibe un sentido abrazo

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